Llévame contigo.

Mírame.

Mírame.

¡Mírame!

Te odio, Peter. Te odio tanto que te arrancaría la piel a tiras. Quiero matarte con tal de alejarte de ella. Te grito. Te lanzo cosas. Te ignoro. Lloro. Te suplico... ¡Oh, Peter! ¿Cómo puedes ignorar todo lo que hago para llamar desesperadamente tu atención? Te necesito. Necesito que me mires, necesito que me hables, que me quieras.... ¡Tú eres el único que puede hacerlo! Necesito ser de nuevo el centro de tu vida. ¡Deseo morirme a cada segundo y tú...!

La sonríes.

Coges su mano.

Acaricias su pelo y ¡Dios mío! ¡Es como si me apuñalaras de nuevo!

Siento que me vuelves a abrir una herida muy vieja y muy profunda, que nunca llegó a cicatrizar. Y chillo, de agonía. Y te grito, te grito que quiero estar muerta. Pero ya no me escuchas.

Te sonríe.

Quiero desgarrar esa sonrisa.

Y tú le devuelves la sonrisa.

Sé que la quieres. Que me has sustituido. Que me has usado y abandonado como a todos los demás niños perdidos. Que fuese la primera no quiere decir que no fuese distinta, pero yo quería creerlo. Porque TE QUIERO.

Pero tú ahora la quieres a ella.

Oh, por favor, Parca.

Estés donde estés.

Me arrepiento.

Me arrepiento.

Llévame contigo.

Y tú no estás

Eleanor, querida hermana, adorada Campanilla:

¿Dónde estás?

¿Por qué no te veo?

Te has marchado.

No.

No puedes haberte ido. Tú jamás te hubieses ido. Me quieres, me necesitas.

No te atreverías a irte sin mí.

Tienes que estar a mi lado. Yo solo no soy nada. Estoy perdido sin ti.

Te quiero, más que a nada.

No puedes irte.

Todo lo que he hecho ha sido por ti. Por nosotros. Para que siempre estemos juntos. Peter y Campanilla, unidos por toda la eternidad.

Pero no estás.

¿Por qué te has ido? No podías hacerlo. No tenías derecho.

He hecho el sacrificio máximo y tú no lo has completado.

No, sé que no me has abandonado.

Nos queremos demasiado como para que lo hayas hecho. Somos hermanos y nada nos puede separar.

¿Y por qué no te veo?

Sé que estás a mi lado. Tienes que estarlo.

Pero no te veo, no te oigo, no te siento.

No quiero esta no vida sin ti. No puedo quedarme solo.

Tengo miedo.

Ven a mí, a mi lado.

Te necesito tantísimo que creo que me estoy volviendo loco.

Los días se suceden uno tras otro sin que halla nada que los diferencie. Todo es gris y opaco. Necesito de tu luz para poder existir en este mundo.

Y no estás, ¿por qué no estás?

Vuelve a mi vera y vivamos la vida que siempre quisimos llevar.

¡Somos libres! Sin obligaciones, exigencias. No hay un mundo de adultos. Niños para siempre. Unidos, juntos, inseparables.

¡Pero no te veo! Es lo que siempre quisimos.

Por tu culpa, tu invisibilidad, quiero morirme.

¡Yo solo quiero estar contigo!

Sin mí no eres nada. No puedes ser Campanilla sin Peter.

Sin Campanilla solo eres Eleanor. Y Eleanor, ¿quién es Eleanor? Nada.

Me necesitas, igual que yo te necesito a ti.

No soporto esta soledad tan pesada, asfixiante, agobiante.

La vida me está ahogando.

Vuelve, Campanilla, y libérame de esta soga que me está matando.

Sin mí no eres más que polvo, y sin ti, yo deseo serlo también.

Te quiero.

Te quiero.

Te quiero.

Te quiero.

Te quiero.

Te quiero.

Te quiero.

Vuelve a mí, y permite que ambos seamos felices.

Peter